Con Lezama se va uno de los mejores porteros en la historia del Athletic, el iniciador de la extraordinaria saga continuada por Carmelo e Iribar, y uno de sus más laureados jugadores, tal como lo atestiguan sus dos ligas (1942-43 y 1955-56), seis copas (1943, 1944, 1945, 1950, 1955, 1956) y un trofeo Zamora al guardameta menos goleado (1946-47).
Lezama, niño de la guerra, se formó como futbolista en Inglaterra, país que le acogió durante su exilio, en cuya Primera División participó defendiendo los también colores rojiblancos del Southampton.
Tras regresar de Inglaterra juega una temporada en el Arenas, y del equipo de Getxo, en 1941, da el salto al Athletic, "su máxima ilusión". Permaneció en el Athletic durante 16 temporadas, de 1941-42 a 1956-57.
Lezama trajo aires nuevos a la portería rojiblanca al trasladar a Bilbao lo aprendido en el campeonato inglés. Tal como relata el propio interesado en una reciente entrevista, fue el primero en jugar con el pie, sacar con la mano, salir fuera del área o poner la pelota en movimiento a botepronto. No era por tanto el sobrio jugador al que estaba acostumbrado el público de San Mamés, público que sin embargo, le tenía entre sus jugadores preferidos.
Capaz de lo mejor y lo peor, las célebres "Lezamadas", de entre sus 261 partidos oficiales con el Athletic destaca el de la final de Copa de 1943, partido en el resultó clave en el triunfo rojiblanco.
Suplente de Carmelo Cedrún sus últimos años en el Athletic, tras abandonar el club rojiblanco siguió disfrutando del fútbol en el Indautxu, el Sestao, y el Arenas, donde colgó las botas.
Paradón de Lezama en la Final de Copa jugada en el Estadio Metropolitano (Madrid), Athletic 1 - Real Madrid 0. 20/06/1943
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